tag:blogger.com,1999:blog-91382946676576825222024-03-08T04:40:03.843-08:00Notas sobre ShakespeareShakespeare es inagotable, no necesita justificación. Siempre he tenido ganas de tener un lugar donde anotar diversos aspectos sobre su tiempo, su biografía, su obra, lo que le ha seguido, bueno y malo. El estímulo inicial son las espléndidas palabras que el Marqués de Bradomín y Rubén Darío le dedican en "Luces de Bohemia", de Ramón María del Valle-Inclán. No me he podido resistir a compartirlas.Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.comBlogger106125tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-49446909787201888672010-08-12T05:41:00.000-07:002010-08-12T05:50:58.942-07:00"A continuación, la muy conocida descripción del incendio en el Globo hecha por un contemporáneo [Tenemos el origen de este material constantemente citado en Henry Wotton, <em>Reliquae Wottoniane</em> (edición de 1671, pp. 425-426)]:<br />Los actores del rey tenían una nueva obra, llamada <em>All is True </em>(<em>Todo es verdad</em>), donde se representaban alguno de los pasajes principales del reinado de Enrique VIII, montados con mucho aparato de pompa y circunstancia, al grado de haberse alfombrado el escenario. Los Caballeros de la Orden, con sus insignias y jarreteras, los guardias con sus cotas repujadas, etc., todo ello bastante cerca de la realidad para hacernos familiar la grandeza, si no ridícula. Sucedió entonces que el rey Enrique montó una mascarada en la casa del cardenal Wolsey y, habiéndose hecho explotar a su entrada ciertas cargas, parte del papel o de otro material parecido con que estaban retacadas le prendió fuego al techo de paja; al principio se lo creyó una humareda sin importancia y como los ojos estaban atentos al espectáculo no se dieron cuenta de que el fuego ardía por dentro y corría en círculo como un reguero de pólvora; el edificio se consumió hasta los cimientos en menos de una hora."<br /><strong><span style="color:#993300;">Frances A. Yates: Las últimas obras de Shakespeare: una nueva interpretación. Fondo de Cultura Económica, México, D. F., 2001, págs. 85-86.</span></strong>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-11709176419018500272010-08-11T09:18:00.000-07:002010-08-11T09:37:19.384-07:00"Ciertos temas son comunes a las últimas obras en conjunto [...].<br /><span style="color:#ffffff;">·····</span>Una de las características es la llamada 'doble trama'. A diferencia de las anteriores comedias románticas de Shakespeare, en las cuales las figuras centrales son amantes, hombre y mujeres jóvenes en edad de casarse, los romances de las últimas obras se refieren a familias, a dos generaciones de la misma familia. Y existen dos tramas, una relacionada con la gente de edad y otra con los jóvenes. Suele representarse a la generación menor por una hija y su amado: Marina en <em>Pericles</em>, Perdita en <em>Cuento de invierno</em>, Miranda en <em>La tempestad</em>, Imógena en <em>Cimbelino</em>. Sólo en esta última la familia de la generación joven es mayor, pues incluye no sólo a Imógena y su esposo, sino también a dos hermanos de la mujer. La acción ocurre a lo largo de un extenso periodo para permitir el crecimiento de los niños. Con el reconocimiento de los niños perdidos mucho tiempo atrás se llega a un final feliz. Las desventuras del ayer quedan curadas gracias a los actos de la generación joven, que trae esperanzas para el futuro. El tema de la reconciliación es fundamental en las últimas obras: se alivian antiguas querellas y heridas, y gracias a la generación joven hay esperanzas de un futuro mejor. Las obras tienen un profundo significado filosófico, una sensación mágica de interacción entre el hombre y la naturaleza. Esa atmósfera mágica es asimismo una atmósfera intensamente religiosa, que produce 'teofanías' o nuevas revelaciones de lo divino. En punto de sumo significado emotivo aparece el tema de la música, que representa la restauración de la armonía."<br /><span style="color:#993300;"><span style="color:#993300;"><strong>Frances A. Yates: <em>Las últimas obras de Shakespeare: una nueva interpretación</em>. Fondo de Cultura Económica, México, D. F., 2001, págs. 25-26.<br /><br /></strong></span>[Nota: En el libro, la autora se propone relacionar la doble generación con la del Rey Jacobo I y sus hijos, que al parecer supusieron durante un tiempo una notable esperanza de restauración del esplendor isabelino. Es posible que sea cierto, aunque tampoco es desdeñable el hecho mismo de que Shakespeare se había hecho mayor y sus hijas habían crecido. Miranda y Próspero y demás padres e hijas podrían ser, perfectamente, un reflejo de esta situación.]</span>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-4727265846185441492010-08-11T08:29:00.000-07:002010-08-11T08:43:10.270-07:00"[...] es posible que Shakespeare escribiera sus últimas obras entre 1608, poco más o menos (si es la fecha de composición correcta de <em>Pericles</em>, sobre lo cual no hay certeza) y principios de 1613; es decir, tras las grandes tragedias pero aún en los primeros años del reinado de Jacobo I.<br /><span style="color:#ffffff;">·····</span>Desde el punto de vista del montaje escénico y la interpretación, las últimas obras han despertado mucho interés en años recientes. Al ser contemporáneas de las mascaradas cortesanas ideadas por Inigo Jones, se ha señalado que las últimas tienen ese matiz de mascarada y que tal vez utilizaran efectos escénicos más complicados que los que solían verse en el Globo. Se ha subrayado que <em>King's Men</em>, la compañía de Shakespeare, adquirió en 1608 el teatro Blackfriars, que daba mayor margen para un nuevo tipo de montaje. Las afirmaciones de que ese aire de mascarada en algunas de las últimas obras significa que Shakespeare las diseñó para el Blackfriars, para un tipo de teatro diferente al Globo, pierden fuerza ante el hecho de que Simon Forman vio <em>Cuento de invierno</em> y probablemente <em>Cimbelino</em>, dos de las obras que más se acercan a una mascarada, en el Globe. Por tanto, no debe abusarse de esa idea sobre el Blackfriars. No obstante, por su atmósfera, por su tono romántico y visionario, las últimas obras rayan indudablemente en la mascarada."<br /><strong><span style="color:#993300;">Frances A. Yates: <em>Las últimas obras de Shakespeare: una nueva interpretación</em>. Fondo de Cultura Económica, México, D. F., 2001, págs. 24-24.</span></strong>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-42506771939200933432010-08-11T08:19:00.001-07:002010-08-11T08:29:13.198-07:00"Al tiempo que la visita de Bruno traía a la Inglaterra de Shakespeare una nueva y fuerte infusión de influencias herméticas que se asociaban con la situación político-religiosa en una perspectiva antagónica a las ambiciones hispano-habsburguesas sobre Europa, hacía tiempo que un mago hermético nacido en Inglaterra influía enormemente en la época isabelina. Se trata de John Dee, un mago formado en la filosofía oculta de Agripa, en quien se asociaba la tradición hermética con un sólo desarrollo de las matemáticas. Dee es el centro de <em>Theatre of the World</em> (<em>El teatro del mundo</em>), en donde se estudia la influencia de Vitruvio en su prefacio matemático a Euclides, y se indica que Robert Fludd, el 'rosacurz', proviene de la tradición de Dee, así como también probablemente Inigo Jones. Dee influyó en la época isabelina, desde la reina hasta el último habitante. Que fue él la inspiración para el Próspero de Shakespeare se subraya mucho en este libro al comparar <em>La tempestad </em>con el ataque de Ben Jonson a Dee en <em>El alquimista</em>, lo que puede comprobarse al estudiar a Dee en <em>El teatro del mundo</em>."<br /><strong><span style="color:#993300;">Frances A. Yates: <em>Las últimas obras de Shakespeare: una nueva interpretación</em>. Fondo de Cultura Económica, México, D. F., 2001, págs. 17-18.</span></strong>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-78587006253177133842010-08-10T06:30:00.000-07:002010-08-11T08:31:48.721-07:00"Todos mis estudios han estado vinculados; cada esfuerzo me condujo inevitablemente hacia el siguiente. Supongo que la secuencia comenzó cuando por primera vez entre en la embajada francesa en Londres, en la época de Isabel I, y encontré allí a <em>John Florio: An Italian in Shakespeare's England</em> y al amigo de Florio, Giordano Bruno. De inmediato surgió el problema de la naturaleza que tenía la misión de Bruno en Inglaterra, y de por qué se alojaba en la embajada francesa. Florio me condujo a Shakespeare y a un intento prematura por resolver las alusiones a la actualidad en <em>Trabajos de amor perdidos</em>. La Academia Francesa, mencionada en esa obra, a la que asistían cortesanos pertenecientes a bandos opuestos de las guerras religiosas francesas, parecía exigir una explicación más profunda que la hasta entonces disponible. El libro resultante, <em>The French Academies of the Sixteenth Century </em>llevó las pesquisas hacia la enciclopedia del conocimiento según se entendía en la tradición neoplatónica del Renacimiento. Resultó que esas academias francesas se preocupaban de aportar las técnicas para expresar, bajo forma dramática y musical, en los festivales de la corte francesa de aquel entonces, esa perspectiva compleja y profunda. También les interesaba reunir a poetas y músicos de partidos religiosos opuestos para que cooperaran en la producción de una música que tuviera buenos 'efectos', como parte de los esfuerzos de tolerancia y conciliación intentados mediante festivales impulsados por Catalina de Médicis. Comenzaba a parecer que la Academia Francesa de <em>Trabajos de amor perdidos</em>, cuyos miembros tenían nombres tomados de bandos opuestos de las guerras religiosas francesas, al elaborar una mascarada y un baile misteriosos que concluían en una atmósfera de buena voluntad y caridad mutuas, pudiera estar haciendo un tipo de alusión actual de mayor significado en la obra que la cuestión menor de si Florio era o no el Holofernes original."<br /><strong><span style="color:#993300;">Frances A. Yates: <em>Las últimas obras de Shakespeare: una nueva interpretación</em>. Fondo de Cultura Económica, México, D. F., 2001, págs. 11-13.</span></strong>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-66151534483025714812010-08-05T10:08:00.000-07:002010-08-05T10:17:16.979-07:00"Para Shakespeare, más que para ningún otro poeta, la palabra individual era un núcleo rodeado de un campo de energías complejas.<br /><span style="color:#ffffff;">·····</span>Esto conduce a lo inconsciente, a la oscura zona primaria donde el lenguaje humano emerge de un 'prevocabulario' hecho de estímulos o identificaciones biológicas y somáticas. En Shakespeare, las palabras afloran a la superficie a menudo con toda la carga de esta asociación preconsciente; las raíces de las mismas no han sido arrancadas de la zona de negrura. Aunque el sentido shakespeariano de la posibilidad total también se extiende hacia delante, muchas de sus palabras no pueden encasillarse en un significado único. Se balancean como un péndulo que oscilara y con ello abrcara un extenso tracto de sinónimos y afines. A veces una palabra sombrea, mediante retruécano o sugerencia sonora, el áre de definiciones nuevas. En parte, esta acción vibratoria se debe al instantáneo empleo que hizo Shakespeare del vocabulario isabelino, al hecho de que antes de Dryden y el <em>Dictionary </em>de Johnson las definiciones y la sintaxis fueran sobradamente fluidas."<br /><strong><span style="color:#993300;">George Steiner. "Shakespeare cuarto centenario". En: <em>Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano</em>. Editorial Gedisa, Barcelona, 2003, págs. 237-238. </span></strong>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-15332041336507908132010-08-05T09:56:00.000-07:002010-08-05T10:02:31.628-07:00"Es más, ya no esperamos del genio una producción uniforme. Sabemos que los grandes pintores hacían a veces malas pinturas. El hecho de que <em>Tito Andrónico </em>esté lleno de violencia espeluznante no prueba que no la escribiera Shakespeare; o, con mayor precisión, no prueba que éste escribiera sólo los fragmentos buenos."<br /><strong><span style="color:#993300;">George Steiner. "Homero y los eruditos". En: Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano. Editorial Gedisa, Barcelona, 2003, pág. 199.</span></strong><br /><span style="color:#ffffff;">·</span><br /><span style="color:#993300;">[Nota: Me interesa la apreciación de Steiner sobre <em>Tito Andrónico</em> porque es tan desmedida como sincera (probablemente si le dedicara un artículo sería mucho más matizada). En cualquier caso, para un Shakespeare jovem, un <em>Tito Andrónico</em> es una obra excelente si lo que tenemos en cuenta no es el contenido sino el dibujo de la línea energética de le pieza.]</span>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-55133841689101981702010-07-31T11:07:00.000-07:002010-07-31T11:10:36.651-07:00"Hay en <em>El rey Lear</em> -y eso es precisamente lo que Brook descubrió- una sucesión de demencia, pasión, soberbia. locura, autoritarismo, anarquía, humanidad y temor, cada uno de los cuales tiene su lugar y su tiempo concreto en la historia."<br /><strong><span style="color:#993300;">Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, págs 454. </span></strong>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-66590501445405679232010-07-31T10:56:00.000-07:002010-07-31T11:05:39.832-07:00"Marlowe es más cruel que Shakespeare. En su obra no hay compasión ni piedad para las víctimas, que son privadas también de sus últimos vestigios de humanidad. Las cabezas cortadas son como desventuradas gallinas empollando una traición.<br /><span style="color:#ffffff;">·····</span>La crueldad de Marlowe no es desinteresada. Dedica tres de sus obras a describir otras tantas religiones: islamismo, judaísmo y cristianismo. En <em>Eduardo II</em> lucha cuerpo a cuerpo con una cuarta religión, una religión contemporánea: la monarquía, el poder por la gracia divina. <em>Eduardo II </em>es como una obra histórica de Shakespeare que hubiese sido reducida a la sustancia, sin una muestra de compasión o de indulgencia por parte del mundo. El Gran Mecanismo se presenta completamente al desnudo. El rey es un bufón temerario, cínico, cobarde, débil. No es ni siquiera cruel; lo que pasa es que tiene caprichos crueles. La reina tiene algo de mujer amorosa y de vulgar ramera. Incluso la corona está exenta de nobleza. Es como un disco de oro que los señores feudales intentan robarse unos a otros. Todos ellos están manchados de barro; las amantes del rey y los amantes de la reina. Esa obra de Marlowe nos impresiona todavía por las enormes dosis de odio que contiene. Eduardo II reza mientras agoniza. Tendría que haber muerto como Marlowe, blasfemando.<br /><span style="color:#ffffff;">·····</span>Comparado con Marlowe, Shakespeare parece no sentir odio. Él concede momentos de humanidad incluso al rey."<br /><span style="color:#993300;"><strong>Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, pág. 452. </strong></span>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-33729118430278242302010-07-31T10:51:00.000-07:002010-07-31T10:58:17.222-07:00"Marlowe es un clásico del teatro de la crueldad; un campo en el que Antonin Artaud ha sido el san Juan Bautista de nuestro tiempo. Artaud es un visionario, un místico, un loco, pero también el precursor de un teatro y un drama que parece que comienza a valorarse. En <em>Eduardo II</em> se despliegan todas las formas de crueldad y de violencia, o al menos se describen: se asesina a gente en escena o se oyen gritos de víctimas entre bastidores; se exhiben las cabezas de los decapitados; se habla desapasionadamente de torturas y tormentos, con meticulosidad y fría elegancia. No sólo se muestran torturas físicas. Somos testigos también de torturas psicológicas."<br /><strong><span style="color:#993300;">Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, pág. 451.</span></strong>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-14821935411245146592010-07-31T10:47:00.001-07:002010-07-31T10:51:18.095-07:00"Ricardo III posee, en la visión que Shakespeare ofrece de él, una espléndida inteligencia. Carece de ilusiones; sólo miente a los demás, nunca a sí mismo. Se gana nuestras simpatías, incluso en contra de nuestra voluntad. Al menos no podemos despreciarles. Maquiavelo resultó ser uno de los principales inspiradores del teatro político. Gracias a él, grandes tiranos se convirtieron en seres peligrosamente inteligentes: no tenían sólo asesinos a su servicio, sino también una filosofía de la historia y de la acción. Ricardo III es un príncipe maquiavélico."<br /><strong><span style="color:#993300;">Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, págs. 448-449. </span></strong>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-45362440579809871972010-07-30T02:41:00.000-07:002010-07-31T10:46:58.464-07:00"El principal descubrimiento de Marlowe consistió en darse cuenta de que la historia de un reuno contiene todos los elementos de un drama: tiene un principio -la coronación- y un final, la muerte. E·l tiempo adquiere enseguida un valor dramático; puede condensarse o permanecer invariable. Pueden transcurrir muchos años entre dos escenas, unas semanas pueden ser despachadas con un par de líneas de diálogo, el tiempo también puede paralizarse. Cuando la historia de un reino se convierte en un drama, el resultado es siempre una muestra de teatro épico. Brecht supo entenderlo y ésa fue la razón por la que los isabelinos -Shakespeare y quizá en mayor medida Marlowe- le sirvieron de modelo."<br /><span style="color:#993300;"><strong>Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, pág. 448. </strong></span>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-27637798182290486522010-07-30T02:36:00.000-07:002010-07-30T02:41:54.548-07:00"El primer dramaturgo que se atrevió a representar un destronamiento fue Marlowe. Shakespeare sentía fascinación por Marlowe, y probablemente éste le correspondía con el mismo sentimiento. Durante mucho tiempo se consideró que Shakespeare se inspiró y siguió el modelo de <em>Eduardo II</em> al escribir su <em>Ricardo II</em>, al menos en lo que se refiere a las escenas de la abdicación y el asesinato. Pero no se trata de un caso de influencia literaria cualquiera. Marlowe es el primer autor en convertir la historia dramática de un reino en la tragedia de la Historia; también es el introductor de los dos personajes principales del Gran Mecanismo: el rey y el usurpador. <em>Eduardo II</em> se convirtió en el modelo de la 'tragedia real' y Shakespeare repitió este modelo en <em>Ricardo II</em>."<br /><strong><span style="color:#993300;">Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, pág. 448. </span></strong>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-59318463425472422072010-07-30T02:25:00.000-07:002010-07-30T02:36:35.114-07:00"La reina Isabel prohibió las representaciones de <em>Ricardo II</em>. El teatro solía mostrar a los reyes y emperadores como tiranos, traidores, hombres crueles y violentos. Los monarcas lo aceptaban porque no se daban por aludidos. Los del teatro eran tiranos; ellos eran reyes por la gracia de Dios y del pueblo. Esa representación de los monarcas como tiranos venía sancionada por una tradición de varios siglos. Sin embargo, una escena de destronamiento era otra cosa; en esa escena al rey se le arrancaba la corona de la cabeza a la vista de todos. No se podía mostrar al público una imagen en la que un monarca dejaba de ser rey, una escena en la que, privado de su corona, se convertía en un común mortal. Eso no se podía permitir. El teatro podía mostrar la decapitación de un rey; pues aunque se le cortara la cabeza su cuerpo descabezado seguía siendo un cuerpo regio. La escena de la decapitación había sido consagrada por la tradición. Sólo había una cosa que se consideraba intolerable: un rey no podía dejar de ser rey. Cortarle la cabeza a un rey implicaba una infracción material de la ley; sin embargo, en el acto de destronamiento se derrocaba la idea misma de poder, así como su sustento teológico y metafísico. Tras el derrocamiento, el cielo se quedaba vacío."<br /><strong><span style="color:#993300;">Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, págs. 447-448. </span></strong>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-3775063896854403002010-07-30T01:15:00.000-07:002010-07-30T01:23:55.454-07:00"Peter Brook ha introducido el lenguaje cinematográfico en el teatro. Para marcar los saltos en el tiempo se apagan las luces. Las imágenes se encadenan una tras otra como en el cine. El espectador no se da cuenta de que se han introducido estas técnicas. Y es entonces cuando se logra ofrecer al espectador una versión literal de Shakespeare. El séquito real sale <em>realmente</em> de cacería; Tamora y Aarón se encuentran <em>realmente</em> en el bosque; Lavinia es <em>realmente</em> violada.<br /><span style="color:#ffffff;">·····</span>Y este Shakespeare, tan contemporáneo, es al mismo tiempo el más renacentista: un Shakespeare violento, cruel, brutal; un Shakespeare a la vez terrena e infernal, un Shakespeare terrorífico, en el que se mezclan los sueños con la poesía, un Shakespeare <em>superverdadero </em>e inverosímil, un Shakespeare dramático, burlón y pasional, un Shakespeare loco y sensato, un Shakespear escatológico y realista."<br /><strong><span style="color:#993300;">Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, pág. 442. </span></strong>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-16814134416668264522010-07-29T16:50:00.000-07:002010-07-30T01:23:21.769-07:00"Una gran película se compone exclusivamente de escenas de tensión, igual que Shakespeare.<br /><span style="color:#ffffff;">·····</span>[...] En Shakespeare un gran monólogo equivale a un primer plano. [...] un guión cinematográfico no se deja dividir en escenas, pero sí en tomas y secuencias. [...]<br /><span style="color:#ffffff;">·····</span>Peter Brook no ha construido su <em>Tito Andrónico</em> con escenas, sino con tomas y secuencias. Lo ha hecho basándose en los principios del montaje, omitiendo los espacios vacíos para generar tensión. Ha abreviado el texto a favor de la acción. De este modo, ha creado secuencias compuestas de grandes imágenes dramáticas y ha logrado redescubrir el estremecedor espectáculo que las obras de Shakespeare ofrecen."<br /><strong><span style="color:#993300;">Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, pág. 440. </span></strong>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-18105615645923834952010-07-29T16:39:00.000-07:002010-07-30T02:27:54.965-07:00"El nacimiento de la tragedia isabelina se parece mucho al nacimiento del cine. Cualquier cosa que estuviera al alcance de su mano era susceptible de convertirse en material para una tragedia: acontecimientos cotidianos, episodios de la crónica de sucesos, fragmentos de historia, leyendas, temas políticos o filosóficos. La tragedia se convirtió en una crónica de actualidad y una crónica histórica. Tenía un apetito voraz, y su libertad de reglas le permitía apoderarse de cualquier tema. Igual que el cine en sus comienzos, que se alimentó de crímenes, de historia y de una mirada cruda de la vida. Como todo era nuevo, todo era susceptible de ser adaptado. Los grandes isabelinos recuerdan a menudo a productores cinematográficos buscando argumentos con gancho. Basta con leer a Marlowe, Ben Jonson o Shakespeare.<br /><span style="color:#ffffff;">·····</span>Cuando el teatro abandonó las reglas de la dramaturgia isabelina perdió de golpe la espectacularidad y la frescura shakespearianas."<span style="color:#993300;"> [nota*]<br /></span><strong><span style="color:#993300;">Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, págs. 438-439. </span></strong><br /><span style="color:#ffffff;">·</span><br /><span style="color:#993300;">[Nota*. Algunos estudiosos asocian la caída del teatro posterior a Shakespeare con el triunfo definitivo del puritanismo y su exigencia de despojamiento escénico.]</span>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-64450456232099432162010-07-29T16:33:00.000-07:002010-07-29T16:38:42.344-07:00"Desde que se comenzó a adaptar la obra de Shakespeare al cine, la acción se hizo igualmente importante que la palabra. Todas las obras de Shakespeare son grandes espectáculos, en los que abunda el ruido de sables, los desfiles militares, los duelos, las fiestas, las grandes juergas o torneos, las bufonadas, los vientos y tormentas, el amor físico, la crueldad y el sufrimiento. Como la ópera china, el teatro isabelino fue concebido como un espectáculo para la vista. Todo lo que sucedía en él, sucedía de verdad. El espectador creía que sobre el escenario se desencadenada una tormenta, que el barco naufragaba, que el rey acompañado de su séquito salía de caza y un asesino a sueldo atravesaba con su espada al protagonista."<br /><span style="color:#993300;"><strong>Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, pág. 438.</strong> </span>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-70756448558618929772010-07-29T16:23:00.001-07:002010-07-29T16:39:31.511-07:00"El principal argumento que adujeron Brook y Olivier para justificar su puesta en escena de <em>Tito</em> era que, en esta obra, se hallaba, en bruto, el germen de todas las tragedias de Shakespeare. Sin duda el sufrimiento de Tito anticipa el infierno al que se va a tener que enfrentar el rey Lear. Si Lucio hubiera asistido a la Universidad de Wittenberg, en vez de ir al campo de los godos, seguro que habría vuelto convertido en Hamlet. Si Tamora, reina de los godos, hubiese echado un vistazo al interior de su alma se parecería mucho a lady Macbeth; Tamora no es consciente del asesinato, y Lavinia tampoco es consciente del sufrimiento que condujo a Ofelia a la locura. En una representación de <em>Tito Andrónico</em> -quizá más que en cualquier otra obra de Shakespeare- se logra entender hasta qué punto su genio consistió en dotar a las pasiones de una conciencia interior; así, consiguió que la crueldad dejase de ser sólo física. Shakespeare descubrió el infierno moral. Y también el cielo."<br /><strong><span style="color:#993300;">Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, pág. 436. </span></strong>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-19749701674002233952010-07-28T23:55:00.000-07:002010-07-28T23:57:19.230-07:00"<em>Tito Andrónico </em>forma ya parte del teatro de Shakespeare pero no es aún un <em>texto </em>de Shakespeare."<br /><strong><span style="color:#993300;">Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, pág. 436. </span></strong>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-30466265876873404122010-07-28T23:53:00.000-07:002010-07-29T16:33:04.694-07:00"<em>Tito Andrónico </em>no es la obra más violenta de Shakespeare. Hay más cadáveres en <em>Ricardo III</em> y <em>El rey Lear</em> es mucho más cruel"<br /><strong><span style="color:#993300;">Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, pág. 435.</span></strong>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-42901642888986685532010-07-28T23:37:00.000-07:002010-07-28T23:58:38.616-07:00"Calibán era el amo de la isla desierta y, tras la partida de Próspero, vuelve a quedarse solo en ella. De todos los personajes de <em>La tempestad</em> es, sin duda, quien vive un drama más profundo. Quizá es el único personaje que no cambia. Todos los personajes parecen, por así decir, perfilados desde fuera con la ayuda de unos cuantos gestos determinantes. Incluso Próspero. El drama de este personaje es puramente intelectual. Su drama coincide con el de Ariel, pertenece al ámbito de los conceptos abstractos. <strong><span style="color:#993300;">Shakespeare dotó a Calibán, y sólo a él, de pasiones y de una biografía completa.</span></strong><br /><span style="color:#000000;"><span style="color:#ffffff;">·····</span>Calibán tuvo que aprender a hablar. No nos olvidemos de que la isla representa la historia del mundo. Miranda se encargó de enseñarle. Ahora, él se lo reprocha. El lenguaje es aquello que distingue a los humanos de los animales. Calibán a los buenos caníbales de Montaigne, aunque no tiene nada de buen salvaje. Ésta no es una isla utópica y la historia del mundo quedará despojada, paso a paso, de todas sus ilusiones. El uso del lenguaje puede convertirse entonces en una maldición y contribuir, incluso, a aumentar la esclavitud. En tal caso el vocabulario se limita a las maldiciones. Ésta es una de las escenas más amargas de toda <em>La tempestad</em>.</span><br /><span style="color:#ffffff;">·<br />····················</span>Miranda: Me dabas lástima<br /><span style="color:#ffffff;">·························</span>y puse todo mi empeño en enseñarte a hablar. [...]<br /><span style="color:#ffffff;">·························</span>Cuando tú salvaje,<br /><span style="color:#ffffff;">·························</span>no sabías ni lo que eras; cuando sólo dabas gritos<br /><span style="color:#ffffff;">·························</span>tal una alimaña, yo te proporcioné palabras<br /><span style="color:#ffffff;">·························</span>con que expresar tus propósitos...<br /><span style="color:#ffffff;">····················</span>Calibán: Tu me enseñaste a hablar, y esto es lo que aprendí,<br /><span style="color:#ffffff;">·························</span>aprendí... a maldecir. ¡Que la peste roja te extermine<br /><span style="color:#ffffff;">·························</span>por enseñarme tus palabras!<br /><span style="color:#ffffff;">···········································································</span>(<em>La tempestad</em>, I, ii)<br /><span style="color:#ffffff;">· </span><br />Para Miranda, Calibán es un hombre. Cuando se encuentre con Ferdinand por primera vez dirá: 'Éste es el tercer hombre que conozco' (<em>La tempestad</em>, I, ii)<br /><strong><span style="color:#993300;">Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, págs. 420-421. </span></strong>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-79557018959802383002010-07-27T01:00:00.000-07:002010-07-28T09:07:30.799-07:00"Siempre que pienso en Próspero me acuerdo de uno de los últimos autorretratos de Leonardo. Tiene una frente grande y alta. Su pelo largo, blanco y escaso, cae sobre su rostro como si fuera un mechón de la melena de un león y se funde con una gran barba de Dios Padre. La barba le llega hasta los labios, que están apretados, torcidos y con las comisuras hacia abajo. Este rostro expresa sabiduría y amargura. Está lejos de mostrarse tranquilo y sumiso. Se trata del mismo hombre que, en el margen de una hoja grande, llena de explicaciones sobre el movimiento de los cuerpos, anotó con letra clara, sólo que aún más diminuta: 'Leonardo, ¿por qué te afanas tanto?'<br /><span style="color:#ffffff;">·····</span>Muchos críticos han señalado las concomitancias entre las figuras de Próspero y de Leonardo. ¿Había oído hablar Shakespeare de Leonardo? No lo sabemos. Quizá Ben Jonson, que era un gran erudito, o el conde de Southhampton, o el conde de Essex, o cualquier otro de sus amigos influyentes le hablaran de Leonardo. Quizá llegó a sus oídos la fama de Leonardo como mago, ya que, durante muchos años, Leonardo fue considerado el hombre más versado en esta disciplina. Por supuesto, se trataba de magia blanca o natural, que ya entonces se llamaba empírica, en contraposición a la magia negra o demoníaca. Paracelso practicaba también este tipo de magia, en la que se consideraba, por ejemplo, que el aire era una especie de espíritu que se escapa de los líquidos en el momento de ebullición. El aire o '<em>an airy spirit</em>', como llamó Shakespeare a Ariel en la lista de personajes. A esta misma magia blanca se refería Pico della Mirandola cuando escribió que la misión de un científico es 'unir el cielo con la Tierra y hacer que el mundo bajo se una con las fuerzas del mundo superior'.<br /><span style="color:#ffffff;">·····</span>Quizá no fue una casualidad que Shakespeare atribuyese a Próspero el ducado de Milán; Leonardo vivió muchos años en esta ciudad al servicio de Ludovico Sforza, el Moro; se exilió de allí tras la caída de ese poderoso príncipe y comenzó una vida errante a la que sólo su muerte pudo poner fin. Pero no deja de ser una de esas conjeturas que pueden servir de pasatiempo a los historiadores de la literatura en sus ratos libres. Lo que importa aquí es que Shakespeare creó en <em>La tempestad</em> un personaje que puede compararse con Leonardo de Vinci y que a través de la tragedia de Leonardo es más fácil entender la tragedia de Próspero.<br /><span style="color:#ffffff;">·····</span>Leonardo fue un experto en mecánica e hidráulica. Trazó el planeamiento de ciudades más espaciosas y de una red moderna de canalización; asimismo dibujó e inventó nuevas máquinas bélicas para asediar fortalezas: morteros de una fuerza de explosión desconocida hasta entonces, cañones de once bocas que disparaban proyectiles a la vez, carros blindados parecidos a los tanques actuales y accionados mecánicamente a través de un sistema de ruedas dentadas y engranajes. El <em>Códice Atlántico</em> contiene dibujos técnicos exactos de una máquina de laminado, excavadoras móviles y telares rápidos. Leonardo apuntó en este códice sus observaciones sobre el vuelo de los pájaros y el movimiento de los peces, y también interminables cálculos para construir unas alas que permitieran a un hombre elevarse por los aires. En este libro hay proyectiles y dibujos de máquinas para volar, de submarinos, de trajes de buzo con depósito de aire y tubo para respirar.<br /><span style="color:#ffffff;">·····</span>Nunca se construyó ninguna de las máquinas de Leonardo. Su tragedia fue que la técnica no avanzaba al mismo ritmo que su pensamiento. Los materiales con los que contaba Leonardo eran demasiado pesados y la metalurgia era demasiado primitiva para que cualquier de esas máquinas pudiera moverse sin motor. Leonardo era dolorosamente consciente de la resistencia de la materia y de la imperfección de las herramientas de su tiempo, y sin embargo fue capaz de vislumbrar un mundo nuevo donde el hombre lograría arrancarle sus secretos a la naturaleza y dominarla mediante la técnica y el conocimiento."<br /><strong><span style="color:#993300;">Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, págs. 406-409. </span></strong>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-26883787625905687432010-07-27T00:50:00.001-07:002010-07-27T01:03:01.616-07:00"Gonzalo empieza su narración sobre el país feliz. Es muy probable que haya leído recientemente los <em>Ensayos</em> de Montaigne, el famoso capítulo de los caníbales. Repite sus palabras. En este lugar feliz no se conoce ni el trabajo, ni el comercio; no hay despachos, nadie ejerce el poder.<br /><span style="color:#ffffff;">·</span><br /><span style="color:#ffffff;">····················</span>Gonzalo: ¡Nada de Soberanías! [...]<br /><span style="color:#ffffff;">····················</span>Antonio: Convirtiéndose en rey publicano quien era republicano.<br /><span style="color:#ffffff;">····················</span>Gonzalo: Todas las cosas de la Naturaleza surgirán<br /><span style="color:#ffffff;">·························</span>sin sudor y sin esfuerzo. Ni la traición, felonía,<br /><span style="color:#ffffff;">·························</span>espada, pica, cuchillo, ni el arcabuz,<br /><span style="color:#ffffff;">·························</span>o máquina alguna serían necesarias; pues<br /><span style="color:#ffffff;">·························</span>la Naturaleza daría todo tipo de cosecha<br /><span style="color:#ffffff;">·························</span>en abundancia para nutrir a mi inocente pueblo.<br /><span style="color:#ffffff;">···········································································</span>(<em>La Tempestad</em>, II, i)<br /><span style="color:#ffffff;">·</span><br />Unos seres humanos bellos e inteligentes viven en estado de naturaleza, libres del pecado original y de la contaminación de la civilización. La naturaleza es buena y la gente también. Así eran las islas felices de las utopías antifeudales. Ingenuos frailes franciscanos creían haberlas descubierto en los Mares del Sur; allí encontraron, mucho antes que Rousseau, a nobles salvajes. Sobre estos 'buenos salvajes' escribió Montaigne. Pero Shakespeare no creía en los 'buenos salvajes', como tampoco creía en los buenos reyes."<br /><strong><span style="color:#993300;">Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, págs. 401-402. </span></strong>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9138294667657682522.post-83906237086138025682010-07-26T09:34:00.000-07:002010-07-26T09:37:59.706-07:00"La isla de Próspero no tiene nada que ver con las felices islas de las utopías renacentistas. Más bien se parece a la isla-mundo del gótico tardío. Mundos como los que pintó uno de los más grandes visionarios de la pintura universal, el precursor del barroco y del surrealismo, el loco de Hieronymus Bosch, El Bosco."<br /><strong><span style="color:#993300;">Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, pág. 395. </span></strong>Pablo Leyhttp://www.blogger.com/profile/04921357094506366828noreply@blogger.com0