martes, 15 de junio de 2010

"Otra comedia bastante inferior debió de haber sido compuesta, sin duda, en exclusiva para un público de buena cuna. Se trata de Trabajos de amor perdidos, que data, probablemente, de finales de 1593. Will había tomado nota de las piezas escritas por John Lyly para los Niños de la Capilla Real y San Pablo, una comedias muy refinadas y bastante encantadoras, llenas de juegos de palabras y referencias artificiosas (con su novela Euphues, Lyly había demostrado estar bien capacitado para ello). Aquellas pequeñas obras teatrales no estaban destinadas a los teatros públicos: sus delicados pétalos se habrían marchitado bajo las ráfagas de olor a ajo de la chusma que ocupaba la platea. Se interpretaban ante la reina y en domicilios particulares. El círculo de Southampton disfrutaba con ellas, o lo aparentaba. En la década de 1590 se publicaron algunas -Galatea, Midas, Camapaspe, Endymion; todas con buenos temas clásicos- y se pudieron examinar sin agobios el lenguaje melifluo y los conceptos ingeniosos. Shakespeare los analizó y, luego, procedió a escribir una comedia propia refinada y cortesana repleta de sutilezas de ingenio, grandes palabras y alusiones a viajes por el extranjero. Trabajos de amor perdidos es casi exasperantemente aristocrática.
·····Su tema era muy representativo de las opiniones del círculo de Southampton sobre la buena vida. Los principales personajes -el rey de Navarra, Berowne, Longaville y Dumain- han jurado alejarse de las mujeres durante tres años y dedicarse a algún trabajo arduo. Los propios nombres se prestaban a risa en aquel contexto. En efecto, se sabía muy bien que Enrique de Navarra era un hombre incapaz de mantenerse apartado de las mujeres durante tres días, por no hablar de tres años. Sus comandantes -el mariscal de Biron y el duque de Longueville- eran también mujeriegos. En cuanto a Dumain, o De Mayenne, era el principal enemigo de Enrique de Navarra en la Liga Católica, y había tanta probabilidad de que deseara compartir con él tres años de enclaustramiento como de rezar a san Martín Lutero."
Anthony Burgess: Shakespeare. Ediciones Península, Barcelona, 2006, págs. 107-108

1 comentario:

  1. Apreciado amigo;
    Me parece una buena idea que compartas lo que te interesa. De momento te sigo en los tres.
    Me interesan lo suficiente para seguir leyendo y porque no decirlo, aprender.
    Un Placer.
    gloria

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