domingo, 20 de junio de 2010

"Shakespeare seguía adelante con el reinado de Enrique IV, convencido de que la inquietante coronación de Bolingbroke atraería a la gente al teatro. La edición del Ricardo II publicada por Wise estaba lista para una segunda tirada; sus lectores desearían ver cómo continuaba la crónica. Shakespeare se daba cuenta de que se trataba de una larga historia y de que sus dimensiones tenían poco que ver con lo que hizo el rey Enrique. En realidad, aquel monarca le interesaba bastante menos que su hijo, el príncipe Hal. Shakespeare, en un intento desganado de estar a la moda, rodeó al príncipe de una banda de excéntricos, de humores: Bardolph, Pistol, Poins y un gordo llamado sir John Oldcastle. Shakespeare había encontrado a este último personaje en una antigua obra de los Hombres de la Reina -The Famous Victories of Henry V-, pero tenía un homónimo histórico, un mártir lolardo quemado en la hoguera durante el reinado de Enrique V. Aquel Oldcastle llevaba el título todavía vivo de lord Cobham. El lord Cobham de su tiempo se opuso a que uno de sus antepasados fuera difamado en una obra de teatro con los calificativos de obesidad, borrachera, cobardía y deshonor. Había que rebautizar al personaje, que pasó a llamarse sir John Falstaff."
Anthony Burgess: Shakespeare. Ediciones Península, Barcelona, 2006, págs. 138-139.

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