lunes, 14 de junio de 2010

"Shakespeare pudo haber aprendido de Florio algunas cosas acerca de Montaigne, padre del ensayo y guardado algo de su espíritu para Hamlet. Montaigne, fallecido en 1592 y cuyos Ensayos fueron traducidos y publicados por Florio en 1603, era un francés bueno para los ingleses. Tenía curiosidad intelectual pero carecía por completo de dogmatismo; su gran pregunta era: 'Que saisje?' ('¿Y yo, qué sé?). Era un hombre entregado a la benevolencia, la tolerancia y el empirismo no impuestos por la fuerza. No se parecía, pongamos por caso, al arzopbispo Whitgift. Hamlet trata en realidad del efecto que el rudo mundo del poder y la intriga causa en un hombre similar a Montaigne. La tragedia del príncipe deriva de su necesidad de actuar y de basar esa acción en una premisa que alguien semejante a Montaigne debía hallar necesariamente incómoda. Si el espíritu de mi padre me habla de asesinato y pide venganza, me será difícil encogerme de hombros y decir: 'Que saisje?'"
Anthony Burgess: Shakespeare. Ediciones Península, Barcelona, 2006, págs. 98-99.

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