miércoles, 7 de julio de 2010

"Bertolt Brecht escribió en Pequeño órgano para el teatro:
El teatro nunca debe olvidar las necesidades de su época. Comentemos, por ejemplo, una vieja obra: Hamlet. Creo que, en la sangrienta y siniestra época en la que escribo, frente a los crímenes de las clases dirigentes y las generalizadas dudas respecto a la razón [...] la trama de Hamlet puede ser interpretada del siguiente modo: el padre de Hamlet, rey de Dinamarca, mató en una victoriosa guerra de rapiña al rey de Noruega. Cuando el hijo de este último, Fortimbrás, se prepara para una nueva guerra, muere también el rey de Dinamarca [...] asesinado por su hermano. Los hermanos de los reyes muertos, convertidos ahora en reyes, firman la paz y el ejército noruego, que se pone en camino para conquistar Polonia, obtiene permiso para pasar por territorio danés. En aquel momento, el espíritu de su padre guerrero exige al joven Hamlet que vengue el crimen cometido. Después de cierto tiempo de vacilación, en el que se pregunta si ha de responder con otro acto sangriento, cuando ya casi se ha hecho ya a la idea de partir al destierro, Hamlet encuentra a la orilla del mar al joven Fortimbrás, que va a Polonia con sus tropas. Bajo la influencia de su ejemplo guerrero, Hamlet desanda el camino y en una escena de sangrienta carnicería mata a su tío, a su madre y luego a sí mismo, dejando Dinamarca a los noruegos. Vemos, pues, cómo en este caso el hombre joven, pero ya hecho, se sirve de manera muy torpe de los conocimientos adquiridos en la Universidad de Wittenberg. Le sobra este saber para manejarse en los conflictos del mundo feudal. Ante la realidad que no comprende, su sabiduría resulta poco práctica. Hamlet es una víctima trágica de la contradicción entre su razón y su acción.

Brecht escribió su Pequeño órgano durante la Segunda Guerra Mundial; por lo tanto, no es extraño que este autor viera en las tragedias de Shakespeare ejércitos saqueando, tropas avanzando, guerras de rapiña y una razón que se siente impotente. El drama personal de Hamlet o las desgracias de la sensible Ofelia se quedan pequeños frente a la avalancha de la historia."
Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, págs. 112-113.

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