domingo, 18 de julio de 2010

"La acción de Coriolano se sitúa en la época inmediatamente posterior a la abolición de la monarquía romana, en los tiempos casi legendarios del nacimiento de la república. Tito Livio alude someramente a la historia de Coriolano; sin embargo, Plutarco narra los hechos, en su Vidas de los nobles griegos y romanos, de forma detallada. La traducción inglesa de la obra de Plutarco se publicó en el año 1579. Shakespeare tomó prestados de esta traducción la acción, los personajes y la trama.
·····Roma se enfrenta aún a las tribus vecinas, mientras en la ciudad los pobres se rebelan contra los ricos. Plutarco lo describe de la siguiente manera:
El Senado, al favorecer a los ricos y oponerse a los intereses de la plebe, que sufría la opresión de los usureros, sembró la semilla de la discordia. Mermaban con impuestos las modestas pertenencias de quienes aún tenían algo, y quienes no tenían nada eran convertidos en esclavos. [....] El Senado parecía haber olvidado sus promesas. Los caballeros con deudas acababan en prisión, donde permanecían a merced de los usureros. Éstos fueron los motivos de los disturbios y las rebeliones.
·····Las guerras han enriquecido a los patricios, que se han apoderado de más tierras y esclavos. Pero necesitan a la plebe para sus guerras. Los plebeyos han conseguido el derecho a elegir a sus tribunos y a participar en el gobierno. El más valeroso de los romanos se llama Cayo Marcio y proviene de una vieja familia patricia. Después de haber conquistado la ciudad de Corioles, que estaba en manos de la tribu montañesa de los volscos, se ha ganado el sobrenombre de Coriolano. Ha prestado servicios meritorios a Roma. Es un gran general y su cuerpo tiene veintisiete cicatrices, veintisiete heridas de guerra. Los patricios proponen a Coriolano para el cargo de cónsul. El pueblo tiene que aprobar el nombramiento. El patricio Coriolano y el pueblo se detestan mutuamente. En Roma reina la hambruna. Coriolano se niega a que se distribuya trigo entre la población: exige que la plebe renuncia primero a su derecho a la elección de tribunos. El pueblo indignado se niega a aprobar el nombramiento de Coriolano como cónsul. Los tribunos le acusan de atentar contra los derechos de la república. Coriolano se enfrenta a un tribunal. El pueblo obliga a los patricios a desterrar a Coriolano de Roma. Coriolano sueña ahora con la venganza. Parlamenta con los volscos, sus antiguos enemigos, y les propone una expedición conjunta contra Roma. Ellos aceptan.
·····Este primer capítulo de la leyenda romana sobre Coriolano contiene una moraleja republicana. El líder que desprecia al pueblo termina traicionando a la patria y pasándose al enemigo. Un general ambicioso que pretende hacerse con un poder dictatorial supone una amenaza mortal para la república. El pueblo tenía razón cuando lo envió al destierro. Pero ahora viene la segunda parte de la historia. Coriolano llega a las puertas de Roma al frente de los volscos. La ciudad no está preparada militarmente, se encuentra indefensa y condenada a la destrucción. Los plebeyos y los patricios se acusan unos a otros de haber enviado al destierro a Coriolano. Intentan obtener su perdón. En vano. Mendigan su piedad. Sin éxito. Entonces los romanos envían a su esposa y a su madre para que se entrevisten con él. Coriolano se retira de las puertas de Roma. Accede a firmar la paz y aleja el ejército enemigo de la ciudad.
·····Hay dos finales de esta historia. El primero, sugerido por Tito Livio, es sentimental y bucólico. Los agradecidos romanos construyen un templo en honor de la madre y la esposa de Coriolano, que regresa a la Tierra de los volscos; junto a ellos disfrutará de una larga vida y morirá en paz. El otro final es mucho más dramático. Coriolano no sabe que, al retirarse de las puertas de Roma, ha dictado su propia condena a muerte. Ha cometido traición por segunda vez al romper su pacto con los volscos, que le castigan con la muerte.
·····Este segundo final es el que nos propone Plutarco. Sin embargo, el autor de las Vidas de los nobles griegos y romanos no es consciente de que la historia de Coriolano contiene dos moralejas que son totalmente contradictorias. La moraleja del segundo capítulo es realmente muy amarga. La ciudad que destierra a su líder se vuelve indefensa. El pueblo sólo sabe odiar y maldecir, pero es incapaz de defender la ciudad. Las masas son un elemento ciego y destructor, como el fuego y las inundaciones. Coriolano era un gran hombre, que destacaba entre la multitud anónima e informe. La patria se mostró ingrata con él. En ella no había sitio para este hombre nacido para gobernar. La historia está llena de trampas, es cruel. Los grandes hombres mueren, los insignificantes sobreviven."
Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, págs. 241-244.

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