"Macbeth dice:
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····················He ido muy lejos
····················en el camino de la sangre. Y si más no avanzase
····················tanto daría volver como ganar la orilla opuesta.
················································································(Macbeth, III, iv)
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La historia de Macbeth es pegajosa y espesa como el barro y la sangre. Después del prólogo con las tres brujas, la acción propiamente dicha arranca con las siguientes palabras de Duncan:
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····················¿Quién es este hombre ensangrentado?
················································································(Macbeth, I, ii)
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Todos aquí están nadando en sangre: los asesinos y sus víctimas. Todo el mundo se ahoga en sangre. Donalbain, el hijo de Duncan, dice:
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····················Son dagas las sonrisas de los hombres. El más cercano en sangre
····················es el más sanguinario.
················································································(Macbeth, II, iii)
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La sangre de Macbeth no es sólo una metáfora, es algo material y físico, que emana de los cuerpos de los asesinados. Mancha las manos y los rostros, los puñales y las espadas.
·····Lady Macbeth dice:
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····················Un poco de agua purificará este acto.
····················¿Ves que fácil ha sido?
················································································(Macbeth, II, ii)
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Pero es imposible limpiar la sangre de las manos, o del rostro, o de los puñales. Macbeth empieza y termina con una carnicería. Cada vez hay más sangre. Todos están chorreando sangre. La sangre inunca la escena. Sin esta imagen del mundo inundado de sangre, la escenificación teatral de Macbeth resultará siempre falsa."
Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, págs. 132-133.

[Nota: Hay que advertir que la sangre es un fortísimo componente energético, cosa que Shakespeare sabe desde sus primeras tragedias, especialmente desde Tito Andrónico.]