[En medio de un contexto elogioso sobre su penetrante mirada psicológica, Kott escribe:]
"Según sostienen algunos comentaristas sabios es probable que Shakespeare nunca viese el mar, ni siquiera estuvo en un campo de batalla. No sabía nada de geografía. Pensaba que Bohemia estaba a orillas del mar. Proteus sube a un barco para viajar desde Verona a Milán, y aún peor, espera allí a que suba la marea. También Florencia es para Shakespeare una ciudad portuaria. Shakespeare tampoco sabía historia. En sus obras Ulises cita a Aristóteles y Timón de Atenas hace referencias a Séneca y a Galeno. Shakespeare tampoco sabía filosofía, ni arte militar, y mezclaba las costumbres de diferentes épocas. En Julio César hay un reloj que marca las horas, y una sirvienta ayuda a Cleopatra a abrocharse un corsé. Los cañones disparan pólvora en la época del rey Juan sin Tierra. Shakespeare no vio nunca el mar ni presencio batallas, tampoco subió montañas; no sabía historia, ni geografía, ni filosofía."
Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, págs. 65-66.
Shakespeare es inagotable, no necesita justificación. Siempre he tenido ganas de tener un lugar donde anotar diversos aspectos sobre su tiempo, su biografía, su obra, lo que le ha seguido, bueno y malo. El estímulo inicial son las espléndidas palabras que el Marqués de Bradomín y Rubén Darío le dedican en "Luces de Bohemia", de Ramón María del Valle-Inclán. No me he podido resistir a compartirlas.
martes, 6 de julio de 2010
Etiquetas:
Aristóteles,
Cleopatra,
El rey Juan,
formación intelectual,
Galeno,
Julio César,
Kott,
Séneca,
Timón de Atenas,
Ulises
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario