sábado, 17 de julio de 2010

"Kent regresa del destierro; para presentarse de nuevo ante su rey, tiene que disfrazarse.
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····················Lear: ¿Qué ocurre? ¿Tú, quién eres?
····················Kent: Un hombre, señor.
················································································(El rey Lear, I, iv)
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Un hombre desnudo carece de nombre. Antes de que empiece la moraleja, todos tienen que quedarse desnudos. Desnudos como gusanos.
Entonces Jobe se levantó, resagó su vestido y se rapó la cabeza. Luego cayó en tierra, adoró y dijo: 'Desnudo salí del vientre de mi madre, desnudo allí regresaré. (Job, I, 20-21)
Las imágenes bíblicas de este nuevo Libro de Job no son casuales. Edgar
dice:
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····················Con ostensible desnudez he de afrontar
····················los vientos y las persecuciones de los cielos.
················································································(El rey Lear, IV, i)
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Este motivo de la desnudez se repite con insistencia y constancia:
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····················Anoche vi durante la tormenta a un hombe así
····················que me hizo pensar que el hombre es un gusano.
················································································(El rey Lear, IV, i)
Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, págs. 211-212.

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