miércoles, 28 de julio de 2010

"Calibán era el amo de la isla desierta y, tras la partida de Próspero, vuelve a quedarse solo en ella. De todos los personajes de La tempestad es, sin duda, quien vive un drama más profundo. Quizá es el único personaje que no cambia. Todos los personajes parecen, por así decir, perfilados desde fuera con la ayuda de unos cuantos gestos determinantes. Incluso Próspero. El drama de este personaje es puramente intelectual. Su drama coincide con el de Ariel, pertenece al ámbito de los conceptos abstractos. Shakespeare dotó a Calibán, y sólo a él, de pasiones y de una biografía completa.
·····Calibán tuvo que aprender a hablar. No nos olvidemos de que la isla representa la historia del mundo. Miranda se encargó de enseñarle. Ahora, él se lo reprocha. El lenguaje es aquello que distingue a los humanos de los animales. Calibán a los buenos caníbales de Montaigne, aunque no tiene nada de buen salvaje. Ésta no es una isla utópica y la historia del mundo quedará despojada, paso a paso, de todas sus ilusiones. El uso del lenguaje puede convertirse entonces en una maldición y contribuir, incluso, a aumentar la esclavitud. En tal caso el vocabulario se limita a las maldiciones. Ésta es una de las escenas más amargas de toda La tempestad.
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····················
Miranda: Me dabas lástima
·························y puse todo mi empeño en enseñarte a hablar. [...]
·························Cuando tú salvaje,
·························no sabías ni lo que eras; cuando sólo dabas gritos
·························tal una alimaña, yo te proporcioné palabras
·························con que expresar tus propósitos...
····················Calibán: Tu me enseñaste a hablar, y esto es lo que aprendí,
·························aprendí... a maldecir. ¡Que la peste roja te extermine
·························por enseñarme tus palabras!
···········································································(La tempestad, I, ii)
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Para Miranda, Calibán es un hombre. Cuando se encuentre con Ferdinand por primera vez dirá: 'Éste es el tercer hombre que conozco' (La tempestad, I, ii)
Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, págs. 420-421.

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